La capital francesa cerró ayer gran parte de su sistema de agua luego de encontrarse rastros del coronavirus en el agua no potable que se usa para limpiar calles y regar jardines públicos.
A diferencia del agua potable, que se utiliza con relativa frecuencia para consumo humano y donde la incorporación de sustancias potabilizadoras no permite la propagación del virus, el agua que se utiliza para otras actividades es considerada peligrosa.
El Primer Ministro Edouard Philippe informó de 395 muertes en 24 horas, aunque el número de ingresos hospitalarios continúa a la baja. Mientras se considera poco probable que haya una vacuna disponible antes del próximo año, las autoridades francesas insisten en el tratamiento efectivo conocido de mantener las medidas de distanciamiento social.
La Alcaldía de la capital francesa anunció la detección de los rastros de coronavirus después de descubrir presencia en cuatro de los 27 puntos de distribución analizados.
Desde finales del siglo XIX París ha tenido dos redes de agua separadas: la potable y la no potable. La red de agua no potable se alimenta de agua bruta tomada del río Sena y del Canal del Ourcq que se envía a la red sin un tratamiento pesado.
Especialmente se utiliza para regar parques y jardines, lavar calles, abastecer lagos y cascadas en los espacios verdes y fuentes en lugares cerrados al acceso público.